El cáncer de esófago comienza en el revestimiento interior del esófago y se extiende hacia el exterior a través de las otras capas a medida que crece. Las dos formas más comunes se nombran de acuerdo al tipo de células que se vuelven cancerosas: carcinoma epidermoide y adenocarcinoma.
El cáncer de esófago puede no causar ningún síntoma o los síntomas pueden ser muy inespecíficos como ardor en la boca del estómago o dolor de pecho, puede presentarse sangre en heces o en vómito, dolor o dificultad para deglutir y/o pérdida de peso.
Son Factores de Riesgo: género masculino, edad entre 55 y 70 años, tabaquismo, antecedente de ingesta de caústicos, reflujo, acalasia, consumo excesivo de alcohol, esófago de Barrett, deficiencia de algunas vitaminas, ingesta de alimentos con alto contenido de nitrosaminas, obesidad, infección por Helicobacter Pylori.
Se inicia el diagnóstico con una historia clínica completa y examen físico. Posteriormente, y basándose en las sospechas diagnósticas se pueden realizar diferentes pruebas diagnósticas.
La endoscopia observa el interior del esófago para determinar si hay áreas anormales y también es la herramienta ideal para tomar muestras de tejido para que se observen al microscopio. A veces una biopsia muestra cambios en el esófago que no son cáncer pero que pueden conducir a cáncer.
Los principales factores que determinan el tratamiento y pronóstico (posibilidad de recuperación) de los pacientes con cáncer de esófago son: la extensión tumoral, el tamaño del tumor y el estado general del paciente. Por lo tanto, el pronóstico será más favorable en pacientes con cáncer de esófago en estadios más iniciales, con tumores pequeños, y con buen estado general.
Existen diferentes opciones de tratamiento para los pacientes con cáncer de esófago. En ocasiones el tratamiento se basa en una sola o de combinarlas. El tratamiento idóneo lo individualizan el cirujano y oncólogo médico.
Existen tres opciones fundamentales de tratamiento para el cáncer de esófago:
Cirugía su objetivo es extirpar el tumor, sin dejar enfermedad residual. El tipo de cirugía varía en función del tamaño, localización y extensión de la enfermedad.
Radioterapia consiste en la utilización de radiaciones ionizantes de alta energía para el tratamiento local o loco-regional del tumor. La radioterapia se puede emplear como tratamiento único o combinada con la cirugía y/o la quimioterapia.
Quimioterapia consiste en la introducción de un fármaco para eliminar las células cancerosas de todo el cuerpo dentro y fuera del esófago.
Otros tratamientos con posible indicación en el cáncer de esófago son resección endoscópica de la mucosa, terapia fotodinámica, radiofrecuencia (dispositivo con electrodos que hace pasar una corriente eléctrica para destruir las células que revisten al esófago), la terapia láser o argón pasma (quemadura con gas) y la colocación de prótesis esofágicas (stent), consistente en la implantación endoscópica de un tubo expandible.